Ochún camina sola bajo la lluvia
Savia de las costumbres, raiz de la tradición, esencia y presencia de un sincretismo que se hace vital en la memoria histórica de todo un pueblo. Espíritu y sustancia llegaron en barcos negreros, a látigo y cadenas, para fundirse con la lisura y el donaire español; y fueron raíz pródiga para definir una línea de pensamiento y sentimiento americano, amalgamados con fuerza magnética en el ámbito insular. La trama de Ochún camina sola bajo la lluvia transita, fundamentalmente, en las ciudades de La Habana y Santiago de Cuba, tal vez los huertos más prolíficos en el advenimiento y consecución de la mitologia y el folclor.
Ningún personaje es ajeno a las influencias, y la evasión no es recurso para sustraerse a los designios de las creencias. Entre altares y santos, entre collares, rezos y toques de tambor, se nos describe un panorama fisico y semántico que cala en la personalidad y las formas de conducta; en la creencia firme y convencida de que siempre habrá un ojo previsor y todopoderoso que influya en nuestros destinos y esperanzas. Es un libro para disfrutar y aprender, porque nos regala una nota vital para advertir mejor eso que ha dado en llamarse proceso de transculturación.