La pelota en Pinar del Rio antes de 1962
El béisbol es un componente indisoluble de nuestra cultura. Por las venas de Cuba corre la sangre de las bolas, los strikes y el jonrón. De ahí que el beisbolista goce de la admiración que profesaban los antiguos griegos a sus campeones. Por eso, este deporte cala en el espíritu y conduce las pasiones del cubano, en un ejercicio genuino de su praxis identitaria. Cuando reina la pelota, el entusiasmo se desborda, porque en ella participan nuestros héroes. Difícil, casi imposible, separar el nombre de Cuba de este subyugante deporte y de las figuras que lo hicieron y lo hacen posible. Feliz idea del autor de este libro, al traernos el recuerdo imperecedero de nuestra memoria histórica. Flujo y reflujo de una manifestación que se ha convertido, a justo título, en patrimonio de la nación cubana.