Cuentos
No
Tal vez la obra de un hombre, inevitablemente sosegada por el tiempo, fabrique el elogio del que no podrá defenderse. Elogio o diatriba quedarán distantes de aquella singular cosmovisión, distantes de su ser más íntimo, de su singularidad, acontecida en la mirada única, en la conversación afable y entusiasta, en la generosidad de su entrega, en la ternura de su sonrisa.
Esta disformia que el tiempo nos sirve en pasado, puede llegar a ser fortuna para hoy: así Tobías, Montecallado, Los textos, entre otros, irrumpen en el redescubrimiento, con nuevas y aceradas claves. Aquí lo antologado suma lo transcurrido, las páginas que vieron la luz entonces serán llamadas, avecinadas en otra novedad. Siempre he pensado que lo clásico es lo probado y no lo «aprobado» por aquella decisión editorial más o menos loable. En el caso de la antología que hoy ve la luz, se cumple con el adeudo que tendremos siempre con una obra verdaderamente grande y de gran importancia para las letras cubanas.