Amaneceres prófugos
Este libro comenzó como un divertimento, ejercicio lúdico en el que su autor pretendía experimentar las posibilidades del verso libre, ajeno a las normativas de una estructura predeterminada. Sin embargo, devino ascético desafío. A los jirones contextuales que tiran del alma, se unieron los avatares de un universo interior negado a sucumbir al atardecer de la desidia. De manera que Amaneceres prófugos muestra —al decir de su autor—: una realidad que habita en la quietud de los extremos, invitando a un análisis introspectivo donde lo humano encuentre espacio, propósito que alcanza a partir de la hermosa profundidad fraguada en cada verso. El banquete está servido. ¡Bon apetit!