El sueño de lo celeste
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En El sueño de lo celeste, lo real y lo onírico se funden creando una plasticidad llena de interrogantes, de cuetpos lacerados, expectaciones, saltos hermosos de criaturas que esconden su identidad dejando al desnudo lo temerario y el pavor a un mismo tiempo.
Poemas que son agujeros, espacios extendidos hacia el interior, a los que no llena ni la complacencia ni el dolor; nada ocurre a tientas. Describen las huellas de la razón, un arduo quehacer que permanece abierto y absorbente; algo que se regenera como si fueran tejidos dañados, logrando milagrosamente la plenitud de antaño. Durante este proceso hay cabida para las evocaciones, para que se filtren, de forma sutil pero contundente, voces y remembranzas que son determinantes en el destino intelectual de la autora.