Macerar
no
Este es «el pensamiento de un alma rechazada» que ha dado testimonio de una corteza y una humedad, que le ha creado un cuerpo al inconsciente. Asistimos a la autoafirmación dolorosa de quien, desde una identidad distinta, perdió el paraíso de la casa de la infancia, que es como perder la infancia, donde encontramos siempre las pugnas que hacen y deshacen a la vez el mundo, y se pregunta cuánto hay en nuestras almas de las que nos trajeron acá, y nos concibieron a medio camino entre sus sacrificios, hazañas y desgracias, porque ve la escasa distancia que existe entre un héroe y una víctima. La condición efímera de la vida aquí se expresa con el verbo «macerar», dando fe de una violencia omnipotente donde los sucesos y objetos del mundo dejan de ser, o se convierten en otros, atravesados por el bramido hermoso de la naturaleza.