El poeta en la isla
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La poesía de Miguel Barnet, desde 1963, abrió caminos para los temas más significativos de su obra, incluida, claro está, su narrativa y su prosa ensayística. Todo nació de ese mágico baúl conocido bajo el nombre de La piedrafina y el pavorreal. (...)
El campo y la ciudad, indistintamente, se trenzaron con fervor y conformaron el escenario de una poesía que cuestionaba, por ejemplo, la estética de lo bello para sumarse a una suerte de antítesis, poniendo su ojo zahorí ante la rudeza de lo cotidiano para encontrar una belleza en sus raíces más a flor de piel. (...)
Quiere decir que, ya a principios de los años sesenta del siglo XX, encontramos la expresión poética de Barnet ligada no solo al paisaje sino a los hábitos, la mirada y el destino de las capas que, hasta entonces, no habían podido traer su legítima voz al concierto de la poesía escrita, culta o popular, de la Isla.