Reseña

Los personajes de estos cuentos están unidos por el insomnio. Un mal (o un bien si se quiere) que no distingue entre géneros o edades, estatus social o intelectual. Atormenta lo mismo a un joven soldado aburrido en su guardia que a una anciana moribunda. El cansancio, la ansiedad y esa percepción irreal que provoca la vigilia prolongada obliga, tanto al autor como a los seres de sus relatos, a transitar por caminos agónicos la mayoría de las veces y placenteros las menos, pero que a pesar de todo no pierden el deseo de estar despiertos. Es precisamente lo que ocurre a estos entes mortificados, gracias a la falta de sueño, el intríngulis que define sus historias.